La maternidad ya es un desafío diario, y cuando las vacaciones terminan, nos enfrentamos a un nuevo ajuste: volver a la rutina. La falta de horarios estructurados, los días largos de descanso y la desconexión del ritmo habitual pueden hacer que este regreso sea un proceso complejo tanto para nosotras como para nuestras crías. Pero, ¿qué podemos hacer para que esta transición sea más amable y menos caótica?.
En el siguiente artículo, hablamos de la importancia de las rutinas y también te entregamos algunos consejos para, que de forma progresiva, puedas ir volviendo a ellas.
¿Por qué son tan importantes las rutinas?
Si lo pensamos, las rutinas están en todos los aspectos de nuestra vida. Son esos hábitos repetidos que nos ayudan a organizar el día sin tener que pensar demasiado. Nos dan estructura, ahorran energía mental y nos permiten funcionar con mayor estabilidad.
Pero en la maternidad, las rutinas son mucho más que eso: son un pilar para la seguridad emocional de las crías. Como ellas aún no manejan la noción del tiempo como los adultos, la previsibilidad de las rutinas les da calma y les ayuda a entender qué viene después. Saber que hay un momento para jugar, para comer, para dormir y para prepararse para el día siguiente reduce la ansiedad y evita conductas desorganizadas o irritabilidad.
Para nosotras, las madres, las rutinas también cumplen una función clave. Nos permiten equilibrar el caos de la crianza, organizar nuestras responsabilidades y encontrar espacios propios dentro del día a día. Aunque a veces nos pese la monotonía, el orden que traen las rutinas también nos da un respiro.
¿Qué pasa con las rutinas en vacaciones?
Las vacaciones tienen su propio ritmo, y aunque el trabajo que implica criar no tiene pausa igual adquiere un ritmo distinto. Durante este periodo, entonces, nos desconectamos del trabajo (en la medida de lo posible), cambiamos horarios, dormimos diferente y dejamos de lado ciertas estructuras. Esto es absolutamente necesario, porque el descanso y la flexibilidad también son parte de la vida. Esta pausa en el ajetreo de la vida nos permite, por ejemplo:
- Mejorar la salud mental y física
- Fortalecer las relaciones familiares
- Establecer nuevos proyectos y metas
- Mejorar la toma de decisiones
- Aumentar la productividad
- Disfrutar de la naturaleza
- Aliviar el estrés
Sin embargo, cuando llega el momento de volver a la rutina, nos damos cuenta de lo difícil que puede ser. Despertarse temprano otra vez, retomar horarios de comidas, organizar el día con tiempos más acotados… No solo nos cuesta a nosotras, también a nuestras crías, que de un día para otro deben adaptarse a la escuela, a sus actividades y a un ritmo completamente distinto al que llevaban.
El desafío no es solo reacomodar horarios, sino hacer que la transición sea lo más amable posible, sin que se sienta como un choque abrupto entre dos mundos opuestos. Para esto, queremos compartirte algunos consejos prácticos que pueden permitirte retomar la rutina sin que este proceso se transforme en una caos:
- Empieza antes de que termine el periodo de vacaciones.
No esperes hasta el último día para ajustar horarios. Adelantar la hora de dormir y despertar poco a poco hace que la transición sea más llevadera. - Habla con tus crías sobre los cambios que vienen.
Anticipar lo que va a pasar reduce la ansiedad. Contarles que pronto volverán a la escuela o a sus actividades les permite prepararse mentalmente. - Crea rituales de transición.
Pequeños hábitos que promuevan la adaptación al cambio pueden hacer una gran diferencia, por ejemplo: algo tan simple como preparar la mochila juntas, marcar los útiles escolares, o elegir una ropa especial para el primer día de vuelta puede hacer que el cambio sea más positivo. - Sé flexible.
No todo tiene que volver a la normalidad de golpe. Si un día no logras cumplir con todo lo planificado, está bien. Lo importante es la constancia, no la perfección. Permite adaptaciones mientras todos se reacostumbran al ritmo, recuerda que este proceso es desafiante para todos en la familia porque conlleva cambios de horarios de funcionamiento y también un reacomodo de las logísticas familiares - Reserva tiempos de descanso.
Las rutinas no significan estar ocupadas todo el día. Incluir momentos de pausa, juego libre y desconexión ayuda a que la rutina se sienta más ligera. - Acompaña el proceso con paciencia.
Tanto tú como tus crías están ajustándose nuevamente. Habrá días más fáciles que otros, y eso es completamente normal. - Buscar apoyo en familia o comunidad:
Si el proceso de volver a la rutina se siente abrumador, no dudes en pedir ayuda a tu red de apoyo. Puede ser desde delegar una tarea hasta simplemente tener a alguien con quien desahogarte. - Revisa tus expectativas:
Sé amable contigo misma. Las primeras semanas pueden ser caóticas, y está bien si no todo sale perfecto. Recuerda que tanto tu como tu familia se encuentran en un proceso de ajuste.
Si bien retomar los horarios y las responsabilidades puede sentirse como una carga, también trae consigo un respiro. Para muchas madres, la vuelta al colegio significa recuperar espacios propios, organizarse mejor y encontrar más equilibrio entre la maternidad y la vida personal.
En nuestro último episodio del podcast “Maternidades sin Receta”, compartimos experiencias y estrategias sobre este proceso. Si quieres escuchar más sobre este tema y sentirte acompañada en esta vuelta a la rutina, te invitamos a escucharlo aquí.
¿Cómo vives tú la vuelta a la rutina? ¿Te alivia o te cuesta adaptarte?
Con cariño,
Bárbara, Caro y Ju